La historia de la iglesia nos indica que en los tiempos de la iglesia primitiva, estos fueron perseguidos furiosamente por los romanos y los judíos, especialmente por Neron en Roma. Inclusive, en muchos sitios ser cristiano era algo peligroso, y tuvieron que acudir a el clandestinaje, es decir, a congregarse en secreto. Se cuenta que unos extraños se encontraban y a la vez y se creía que eran creyentes, y uno de ellos dibuja un pez en su mitad de arriba. Si la otra persona dibujaba la otra parte, era se sabía que era cristiano. El pez era como una contraseña, es decir, como una clave.
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